Eso es Arsenal, en mi opinión. Once jugadores que pululan por un campo de juego ofreciendo resistencia y pelotas voladoras, esperando que alguno se inspire y la meta entre los tres palos. Se acabó el invicto, se frustró la ilusión de alcanzar a San Lorenzo en los promedios y además se volvió a caer en descenso directo. Ah, y se perdió la punta del torneo, por si a alguien aún le interesa.
En un primer tiempo entretenido, con varias ocasiones por ambas partes, el mayor protagonista fue el árbitro y los líneas. Hubo amarillas repartidas, justas e injustas, aunque con un aliciente: Gastón Díaz se fue expulsado en el Matador promediando los 35 minutos. ¿Fue justa la expulsión? Y acá entra en juego el criterio. Si la tolerancia del árbitro se pone como base las faltas que cometió Gastón Díaz, entonces minutos más tarde el defensor por izquierda de Arsenal debió ser amonestado y expulsado de la misma forma. Es ahí donde uno entra a dudar. Sobretodo después de que no te cobraron un clarísimo córner después de un remate del Tucu Díaz, y después de que dos clarísimos saques de arco a favor fueron convertidos en tiros de esquina por la terna arbitral.
No quiero decir que haya favoritismos, pero el arbitraje del primer tiempo fue, por lo menos, raro. Más allá de eso, y de haber arrancado un tanto dormido, Tigre fue superior a Arsenal. La más clara la tuvo el Patito Galmarini, que tras un jugadón, evadió dentro del área al defensor rival y remató de zurda, dejando en el camino a Campestrini. Pero ahí apareció el salvador, el último hombre del Arse, sacándola centímetros antes de la línea final y por ende, salvando el cero. La defensa estuvo muy sólida, Javier García se mandó un tapadón tremendo al colombiano Carbonero y se mostró seguro en cada pelota, y el medio campo obró bien. La calve, y el termómetro de este equipo, siguen siendo Cachete Morales y Román Martínez, que cuando se iluminan, abren todos los caminos, y cuando se apagan, regalan pelotas y dejan pasar oportunidades claras de gol.
El segundo tiempo fue absolutamente TODO de Tigre. Fue el único que propuso jugar, y con esto no quiero decir que Arsenal se haya visto apabullado por el Matador, ¡al contrario!, fue el mismo equipo del Sur el que aún teniendo un hombre de más, propuso esperar en su arco, ser anti-fútbol y jugar con las ansias del rival. Y así y todo, con uno menos, Tigre mereció golear, por las ganas, las chances y el desarrollo. Pero Arsenal es así, es el equipo diseñado para arruinarle la fiesta al resto. No juegan a nada, simplemente existen para molestar, y eso hicieron. En la primera chance que tuvieron en el segundo tiempo, centro, cabezazo IMPECABLE de Burdisso, y adentro. Y listo, se terminaron las chances para Tigre, así como SE ACABARON LAS AMARILLAS PARA LOS JUGADORES DE ARSENAL. El único amonestado fue Campestrini por demorar. Pero después, las múltiples faltas ocasionadas por los jugadores del equipo de Don Julio nunca fueron penadas con amonestación. ¿Sería porque esos jugadores ya estaban amonestados? Quién sabe...
En conclusión, Tigre terminó superando ampliamente a su rival, que no sólo propuso NO JUGAR, sino que además dilapidó dos o tres oportunidades netas de liquidar el encuentro. Tanto así es de amargo Arsenal, un equipo con un técnico nefasto que le hace mucho mal a nuestro fútbol.
Para destacar la GIGANTESCA labor de Diego Castaño, que se cargó el equipo al hombro, así como la tarea de Orban, Echeverría y el SEÑOR delantero que tuvimos, llamado Leandro Díaz, que aguantó todas, ligó un millón de faltas y por errores arbitrales no tuvo mejores oportunidades de gol.
Y lamentablemente hay que destacar lo malo, una vez más, del lado de Román Martínez, que sigue estando nublado, así como Cachete, que se la pasa corriendo para defender y después se queda sin nafta para atacar. Eso demuestra el sacrificio y el compromiso que hay por el equipo, claro, pero a fin de cuentas lo importante es que cada jugador lleve a cabo su función, y así no se puede. Carrasco entró y tocó pocas pelotas, lo mismo que Botta, que no tuvo chances para hacer algo mejor.
Y sí, un día Tigre perdió, y fue ante el rival menos pensado, porque Arsenal fue ampliamente superado por el equipo de la Zona Norte, y porque no propusieron nada, y por ende, no merecían nada tampoco.
Me voy triste, enojado, pero no con los jugadores que lo dieron todo, sino con el destino, que quiso que nos ganara este pésimo equipo de fútbol, sin merecerlo y sin quererlo tampoco.
Larga vida al Matador.
Alejandro Graue / TMC
Excelente comentario Alejandro.
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