POR ERICO VEGA
Fue 3-0 con goles de Carignano, Bovaglio y Machín. El arquero mantuvo el cero con atajadas de alto vuelo y le tapó un penal a Pío.
De arco a arco. Así lo ganó Atlético de Rafaela. Porque Guillermo Sara, que esta noche tuvo el mejor partido de su carrera, sacó todo lo que le tiraron. Hasta tapó un penal. Y las que no sacó, pegaron en los postes. Ahora bien, el local arriba tuvo toda la pimienta posible: atacó poco y golpeó duro. Le cayó pésimo el plato a Tigre, que propuso mucho, y no se llevó nada. Para mal de males, aún no ganó en el torneo. Tigre ayer agotó sus estrategias ofensivas para llevarse algo. No pudo ser. Los cabezazos de Santander, los remates de Pío, las torres a cabecear. Probó de todos modos. No hubo caso. Las manos de Sara, otra vez, pusieron de pie a este Atlético de Rafaela, que hace 11 partidos que no pierde de local.
El local aguantó los trompazos de Tigre gracias a la inconmensurable solidez de su arquero, Sara. No sólo eso. También respondió con una mano inesperada. Algo así como el famoso golpe de suerte del boxeo. Es que a los 11 minutos, en una jugada de otro mundo, el local se puso 1-0 con un gol de penal de Carignano, que pateó con clase ¿Qué pasó? Castaño se llevó la pelota con la mano, cuando Federico González ensayó una suerte de sombrero en el área.
Tigre lo peloteó a Rafaela. Le llegó doce veces, ni más ni menos. Lo arrinconó, tuvo la pelota (más del 60 por ciento de la posesión) y las mejores situaciones. Pero chocó con Sara y le sumó la falta de puntería de Santander y de Botta, que no pudieron convertir.
Ante este panorama, fue preso de los nervios Tigre. De hecho, tuvo 4 amonestados en los primeros 25 minutos. Es que cada vez que se le abría la ilusión, Sara le bajó la persiana. Por cierto, mereció un cuadrito una doble tapada suya: primero, se la sacó abajó a Santander, y después arriba a Pío. En el complemento, Sara se equivocó: bajó en el área a Galmarini. Y se redimió atajándole el penal a Pío (le había tapado 2 a Racing). A Tigre no le salió nada. Se distrajo en defensa, y Bovaglio de cabeza metió el 2-0. Y a quince del final, el uruguayo Machín, de contraataque, le firmó el acta de defunción.
Fuente: www.clarin.com