En medio de una de las peores campañas de la historia en torneos cortos. Con un promedio de casi tres goles en contra por partido. Con un ambiente enrevesado, pesado, inapropiadamente violento. Y, sobre todo, con mucho desencanto, Tigre salió a enfrentar a sus propios miedos (los internos) contra Godoy Cruz. Y en ese contexto, la lluvia, la victoria, el gol de Martín Morel fue algo así como una bendición celestial. Uff, ¡qué alivio! No nos detengamos en la mala lectura que se hizo cuando se proyectaron las bajas y las incorporaciones para este 2009. Cuando no se vendieron a varios jugadores que tenían un precio en alza y que hoy, a menos de un año del triangular con Boca y San Lorenzo, tienen la cotización por el suelo (siempre es un error retener a quien no se quiere quedar). Ni vale reclamar el exceso de confianza con el que se recibieron a las nuevas caras del plantel (ninguna rindió). Tampoco pedirle al querido Cagna que haga cirugía mayor: no tiene plantel como para sostener tal decisión. ¿Y entonces? Calma. No conozco una institución que haya sobrevivido al caos. De ésta salimos unidos. En la cancha y en la tribuna. Y sin agresiones: no hay peor mal que los miedos propios. Ese es el camino, no lo perdamos de vista...
Fuente: Jorge López/jlopez@ole.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario