martes, 3 de noviembre de 2009

El destino no sabe con quién se mete

Por un instante tuve la certeza de que aquellos entusiastas que alzaban la voz al ritmo del "soy de Tigre" no se irían con las manos vacías. Ni los muchachos que iluminaron la noche y el alma con las luces de artificio. Ni el que se mojó o aguantó el viento en la cara pero no se permitió fallarle al equipo y quedarse en la comodidad de su casa. Ni el que se fue con ganas de llorar, una vez más, superado por el triste presente. O aquel jugador al que le descubrí angustia en su mirada. Por todos ellos, estoy con rabia. Porque Tigre no merece vivir semejante pesadilla. Una pesadilla demasiado profunda y prolongada. El destino no sabe con quién se mete. Porque Tigre seguirá de pie. Como su gente. Con luces, fuegos, canciones, saltos, aplausos, fiesta. De pie. Con dolor. De pie. Con orgullo. De pie. Dispuesto a dar batalla y a demostrarle a todo el mundo que nuestra garra y nuestra valentía felina no se amedrenta con los golpes. Ni aunque sean tan reiterados como ahora. Prepará más luces y canciones. La próxima, seguro que lo damos vuelta. Te quiero ver ahí. Te espero una vez más. Tigre nos necesita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario