miércoles, 18 de noviembre de 2009

Matías Giménez blanqueó que la semana pasada fue agredido por un barra y dijo que no jugaría más en Tigre. A la tarde cambió de opinión. Hay algo que no cierra.
JUAN MANUEL BRINDISI jbrindisi@ole.com.ar
Un lamentable hecho y muchas especulaciones rodearon a una no menos particular manera de manejarse de Matías Giménez, quien después de haber sido agredido por un barrabrava de Tigre el miércoles pasado, recién ayer al mediodía reveló públicamente el tema anunciando que no pensaba seguir en el club, fundamentando su decisión en darle "seguridad a mi familia". Sin embargo, unas horas más tarde, a través de un comunicado de prensa difundido por la agencia de noticias DyN, Giménez se retractó "tras haber mantenido una reunión con los dirigentes y haber recibido de su parte todo el apoyo necesario". Caso cerrado. ¿Caso cerrado? No.Todo indica que, a pesar de tener un contrato firmado hace tres meses con el club, no falta mucho para que el mediocampista deje de formar parte de Tigre. Ya desde comienzos de año que Giménez quiere buscar otros rumbos, de hecho estuvo muy cerca de pasar a Estudiantes (Verón insistió mucho por él) pero la transferencia -motorizada por su representante, Mauro Bianchi- no se concretó por diferencias de plata. Esta amenaza y posterior agresión servirían como desencadenante para el alejamiento del volante a fin de año.¿Qué pasó? Desde hace varios partidos que Giménez está apuntado como uno de los responsables del mal momento de Tigre en el torneo. Y tras la derrota en Tucumán, en la que el jugador fue expulsado, la bronca se incrementó. Al miércoles siguiente del partido, camino a su casa, a Matías se le puso a la par un vehículo donde viajaba un barrabrava (de segunda línea y quien habría actuado de manera unilateral a sus "jefes"), quien se subió al auto de Giménez cuando éste se detuvo. Con la intensa discusión "hubo manos", como describió el volante en La Red. Ante este incidente (paralelamente Castaño y Morel también fueron amenazados cuando les pintaron sus autos) los dirigentes de mayor peso, más el propio Diego Cagna y Sergio Massa se juntaron con el jugador y se solidarizaron con él. Todo pareció calmarse, de hecho el viernes Giménez presenció el triunfo de Tigre al lado del banco de suplentes y entró a la cancha a festejar al término del partido. Por eso sorprendió que ayer martes el jugador se expresara de esta manera. Al enterarse, la cúpula del club volvió a comunicarse con él para pedirle explicaciones sobre el cambio de actitud. Claro, un tema del que sólo había trascendidos, fue blanqueado imprevistamente por Giménez y así obligó también a Tigre a manifestarse públicamente, algo que ya había hecho en privado con Matías quien ayer por la tarde les habría dicho que se dejó "llevar por la charla y no quiso decir eso". Ni Mauro Bianchi ni Matías Giménez contestaron los reiterados mensajes de Olé para rubricar estos dichos y dar personalmente su versión de los hechos.Así las cosas, el volante agredido se presentará a entrenar hoy para continuar jugando para Tigre al menos hasta fin de año. O eso debería ocurrir, salvo que el caso tome otro inesperado vuelco.

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