viernes, 15 de octubre de 2010

Una noche salió a flote

ejones@ole.com.ar 15-10-2010 La metió Menseguez, en lo que fue su sexto gol a Tigre. La metió Balsas, de cabeza, y lo gritó con todo. San Lorenzo enderezó el Falcon luego de las tres derrotas seguidas ante un Tigre que no logró meter el zarpazo del empate.
Por momentos, el reflejo de Cappa sobrevolándole la mente. Implorar que no hubiese una pelota parada, que no apareciera ningún centro inesperado, herramientas tan válidas para ganar como cuestionadas por quienes hablan del "buen juego". Ramón Díaz estaba al borde de un ataque nervioso pidiendo que el equipo saliera del fondo; que aprovechara los espacios de un Tigre que se animaba; que ese primer golpe, aquel cabezazo de Menseguez, no mutara de un gancho que tiró a la lona a su rival, a un envión tras zafar del nocaut. Tigre se vio abajo demasiado rápido, algo que no está acostumbrado a sufrir, y, pese a esto, supo mantener la calma. Romagnoli, principal llave para aprovechar los agujeros que dejaría un rival poco propenso a salir a buscar el resultado, siempre estuvo bien tomado por Teté González y Castaño, por lo que Galmarini y Leone tuvieron la tranquilidad de hacer de las bandas su propia autopista. El ex River, a quien Aureliano Torres le comió el polvo durante gran parte del partido, fue de lo mejor del equipo de Victoria. En este contexto, llegó el gol salvador de Balsas. Tan necesario como buscado. Es que antes de que el Falcon recurriera a un arma made in Caruso para poder frenar temores, Menseguez, lo mejor de los de Boedo, había tenido dos y el Pipi, en una jugada sucia, otra. Con el testazo del lungo, se supo que Tigre, que nunca se había arrimado al cajón, estaba muerto. Que Morales no tenía el empuje de Altobelli, que el Patito estaba desgastado, que a Stracqualursi no le llegaba clara, que el zarpazo del empate era historia... Justo Balsas, justo ese que venía pagando poco y le había dejado su lugar a Bordagaray el partido pasado. Justo Balsas, que había estado desconectado, desolado, gran parte del partido. Y, así son los goleadores. Poco influyente durante 71 minutos, fue determinante para sacar a San Lorenzo, este híbrido San Lorenzo, que pareció tener la sangre de aquel campeón 2007 y terminó diluyéndola con otra de un equipo que sufrió tres derrotas al hilo, a flote.

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