En Victoria, Tigre igualó 1 a 1 ante Argentinos, en el último partido de Caruso Lombardi como DT del Matador; Stracqualursi, de penal, y Rius, los goles; el Bicho cerró el año en el que se consagró campeón del Clausura.
Por Luis Botto
Para LA NACION
Tigre necesitaba la victoria más que Argentinos. Y aunque salió a buscarla, la imagen que quedó fue la de los minutos finales, con Argentinos más aplomado y adueñándose de las mejores posibilidades. ¿Resultado? Ambos despidieron el año con un empate que dejó sabor a poco, pero que le dolió mucho más al Matador...
La necesidad de Tigre, mayor que la de su oponente en cuanto a sumar para no sufrir con el descenso, se manifestó en la postura. No es que el local se haya llevado a Argentinos por delante ni mucho menos, pero sí que tomó el cotejo con algo más de ímpetu y los dientes apretados. La característica del juego, igual, no pasó de un tono menor, porque las ganas de los dirigidos por Caruso Lombardi, cuyo futuro como DT de Tigre es incierto (ver pág. 3), se quedaron sólo en eso al no aparecer los más pensantes: Martínez, Castaño, Morales...
Argentinos amagó más de lo que concretó con las corridas de Franco Niell; con la inteligencia del capitán Ortigoza, que esta vez gravitó a medias por hallarse en una posición extraña para él, la de enganche neto, y el esfuerzo siempre encomiable y dotado con un plus de entrega del incansable Mercier.
El primer período se iba sin goles hasta que una corrida de Stracqualursi fue detenida por Navarro, quien se le arrojó a los pies y el delantero cayó tras el contacto. El juez Álvarez no atendió las protestas y marcó el penal que, en el segundo minuto de descuento, el propio Stracqualursi mandó al fondo del arco con un derechazo.
Cuando al minuto del segundo período Altobelli desperdició un mano a mano con Navarro, pocos imaginaron que lamentarían esa jugada hasta el final. Con acertados cambios, Troglio revirtió la situación. Tuvo más aire y movilidad con las entradas de Oberman y de Rius (entre ambos generaron la jugada del empate, cuando un centro del primero lo capitalizó el segundo) y a Tigre no le quedó más que replegarse. Ortigoza volvió a su puesto original, Rius siguió inquietando -a los 21 conmovió al travesaño- y estuvo más cerca de ganar que su rival. La expulsión de Pérez, la segunda en tres partidos del marcador, le dijo a Tigre que no sería su noche.
Sin mejorar sus notas, al Matador le queda una rueda para seguir peleando por eximirse; Argentinos, sin pena ni gloria, se quitó las ropas de campeón vigente.
Fuente: www.acanchallena.com
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