Aplausos, señores, no se cansen de aplaudir, porque éste es el equipo que todos queremos ver. El Matador de Victoria ganó un partido complicadísimo, controlando a Boca en todas las líneas y manteniendo un muy buen nivel de juego apoyado en sus tres pilares más importantes en este partido frente al xeneize: Lucas Orban atrás, Diego Castaño en el medio y un fantástico Chino Luna que no paró de exigir y meter contra la defensa contraria.
El primer tiempo fue muy parejo, aunque Boca manejó la pelota más que Tigre. Más allá de esto, fue un opaco partido de los de Falcioni, que nunca supieron muy bien qué hacer con el balón. Eso sí, tienen un jugador tremendo, que cualquiera querría en sus filas, como lo es el pelado Silva. A pesar de esto, la defensa matadora estuvo muy atenta, y los tres del fondo tuvieron una muy buena actuación. El mejor jugador del partido lo tuvo Tigre, y fue el señor Diego Castaño. Personalmente creo que éste fue su mejor partido en años, ya que no paró de correr, meter, distribuir. Pero lo que más resalto de la actuación del número 5 es que entendió perfectamente cómo había que jugarle a este Boca timorato y con poca claridad. Quizás el primer tiempo debió terminar 0 a 0, pero en un jugadón del Chino Luna que terminó recibiendo una falta desde atrás, apareció Cachete Morales para romper una racha tremenda de sequía de goles de tiro libre para el Matador. Y ¡qué pedazo de gol, señores! La clavó en un ángulo con una facilidad asombrosa, y el estadio estalló como hacía tiempo no lo hacía.
El segundo tiempo mostró a un Boca que fue a buscar, desordenado, impreciso, que basó su juego más que nada en la fuerza y el empuje del pelado Silva. Y Tigre, que necesitaba el triunfo más que nada en el mundo, se aferró a ese resultado y se paró de contra. Y no lo hizo mal, pero en un córner mal despejado, la pelota entró en un pinball dentro del área y finalmente Insaurralde la encontró para marcar el empate. ¿Merecido? Sí, quizás por lo que había sido el partido hasta ahí, el empate era justo. Pero Tigre no se conformó, y lejos de quedarse atrás para cuidar el empate, revivió los ataques y nuevamente exigió a la débil defensa boquense. Tanto es así, que en una nueva jugada del Chino Luna, Laverni pitó falta y llegó un tiro libre a tres minutos del final. El encargado esta vez fue el ingresado Gastón Díaz, que tiró un centro venenoso, de esos que se sabe que traen mucho peligro, y así fue. Schiavi, en un afán de peinarla para que Echeverría no convirtiera, la metió en su propia valla, y el estadio de nuevo rugió como hacía mucho no lo hacía. En los minutos finales, Boca tuvo dos chances tremendas, una anulada por mano a Ledesma, y otra que el mismo Echeverría sacó en la línea. Fue una lástima que en el final Leandro Díaz (de nuevamente bajo nivel) no pudiera conectar un pase genial del Chino Luna para liquidar el pleito y adornar el marcador.
Por eso, todos y cada uno de los jugadores de Tigre hoy hicieron algo para destacar, y por eso, se merecen haber ganado y haber roto esta racha fatídica de cuatro partidos sin ganar y de tres derrotas consecutivas. ¿La figura? Sin lugar a dudas, el Pulpo Castaño, que hoy se recibió de titán.
Ahora sí se puede volver a soñar. ¡Gracias Tigre por esta victoria tan espectacular!
También hay que destacar el desagradable desenlace que tuvo la salida de los jugadores de Boca de la cancha, ya que aparentemente hinchas de Tigre que estaban esperando para saludar a sus propios jugadores, salivaron a Clemente Rodríguez y Santiago Silva, actitud totalmente repudiable. Pero los jugadores xeneizes perdieron el control y se bajaron del micro para trenzarse a golpes con los hinchas matadores, en una revuelta que dio vergüenza y que opacó un poco la noche. Estas cosas no deben pasar, y esos hinchas de Tigre que agredieron al rival merecen ser identificados y repudiados de ahora en más, porque yo que soy hincha de Tigre, no quiero gente así dentro de las filas de la hinchada del Matador.
Alejandro Graue / TMC
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