sábado, 25 de agosto de 2012

Con el tiro del final

All Boys derrotaba a Tigre y tenía el partido resuelto. Pero se durmió y lo pagó carísimo: Ftacla lo empató en el último minuto. Premio desmedido para el Matador. Ambos siguen sin ganar en el torneo.

Tigre le arrebató a All Boys un triunfo prácticamente sentenciado y se quedó con un empate insólito. El equipo de Arruabarrena caía por 2 a 1 pero en la última, y tras una opción clarísima desperdiciado por los de Romero, accedió a un punto que le permite cortar la racha de derrotas consecutivas. Ambos siguen sin ganar en el torneo.
All Boys arrancó en llamas. Decidido a revertir su racha negativa y a potenciar el mal momento del rival. Por eso, aún con torpeza, arrimó peligro de entrada. Y en penas diez minutos rompió el empate con un cabezazo del efectivo Borghello, tras buen centro de Grana. Con la ventaja, el local se posicionó de contra y generó peligro, a pesar de no tener la pelota. Del otro lado, el rival se debatía entre sus limitaciones y sus nobles argumentos. Por eso, parecía que llegaría antes el segundo que el empate.
No obstante, tras el descanso, All Boys se confió. Y permitió que el Matador, liderado por el corazón y la convicción de Galmarini, llegara al empate. Fue justamente gracias a un hermoso cabezazo del volante, que dejó sin ninguna chance a Cambiasso. Allí volvió a reaccionar el conjunto de Romero. Con orden y sacrificio puso las cosas en orden y retomó el control, también empujado por la ansiedad de la gente. A los 24’ concretó esa evolución en la red. El responsable, cuándo no, fue Matos, con un notable anticipo.
La sensación era de partido definido. Porque Tigre ya no tenía resto físico ni anímico para remar nuevamente contra la corriente. De hecho, se lo percibía resignado. Paralelamente, el Albo se perdía un gol atrás de otro. La peor fue la de Soto, quien solito falló con el arco prácticamente libre. Entonces aquél el lugar común del fútbol volvió a justificarse, una vez más: los goles que no se hacen en un arco, se pagan en el otro. Ya casi no quedaba tiempo, cuando Botta peleó una pelota prácticamente muerta y se la cedió a Ftacla para que sellara la historia. La gente local no lo podía creer. Premio desmedido para uno, castigo excesivo para otro. En el deporte las injusticias no cuentan.
Fuente: www.ole.com.ar

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