martes, 21 de agosto de 2012

Este mal trago que debe terminar

Dos cosas totalmente diferentes son las que tienen que cambiar en el presente del Club Atlético Tigre. Primordialmente en lo futbolístico, es hora para que levante cabeza y remonte esta situación de tres derrotas al hilo en el Torneo Inicial. Y por otra parte, institucionalmente y cooperativamente. Ambos puntos importantísimos para que no vuelva a suceder lo que pasó ayer por la noche mientras se jugaba un partido de fútbol.

Imágenes, fotos, videos (son pruebas suficientes) para ver todo lo que ocurrió en esta noche que NO se debe olvidar. Por qué? – Porque hay que recordarlo para que momentos como estos no vuelvan a suceder más en el club. Es hora que se termine de una vez por todas la violencia en el fútbol, por parte de la policía como de la barra brava.  -Esta vez por suerte no ocurrió-. ¿ Pero cuantas muertes más tienen que haber para que se haga el cambio?. Decenas de fallecimientos pasan dentro de cada torneo en el fútbol argentino, fecha tras fecha podemos observar hechos violentos, acumulamientos a trompadas entre personas como si fuese una batalla campal. O será que va a ser imposible arreglar esto debido a la sociedad en la que vivimos, en la cual nos acostumbramos a SOBREVIVIR, en vez de ir a ver un partido de fútbol, un espectáculo que debería ser una fiesta y alegría o tristeza depende del resultado. Pero no más de eso, todo tiene un límite.




(Así quedo la entrada del Estadio de Tigre ubicada sobre la Av. Perón luego de los hechos violentos)

Se correrán diversos rumores sobre el motivo por el cual arrancó lo de ayer. Tantas especulaciones y opiniones que ya no se sabe quien tiene la cruda verdad. Cual sea la razón de lo que pasó, no justifica PARA NADA, la reacción de la policía federal ni de la hinchada que fue a contratacar a los efectivos. Los barrabravas que atacaron se equivocaron, porque no era el hecho adecuado para hacerlo en la forma que lo manejaron. Tirar cascotazos, botellas de vidrios entre otras cosas, no va a calmar las aguas ni solucionar la tensión, lógicamente va a alborotar y generar más caos al enfrentamiento. Y la autoridad civil, si quisiera llamársela así – en realidad no se merecerían ese título por como actúan a veces – últimamente se descontrola y hace un abuso de autoridad, transformándolo en una PURA represión, al atacar de esa forma a las familias, mujeres, chicos menores, personas que dentro de la semana laboral esperan el fin de semana para ir a la cancha y llenarse de alegría con su queridísimo Matador.

Ejemplos como el de ayer sobran. También está el suceso en el partido contra Racing hace más de 3 años. Y unos años atrás, cuando Tigre ascendió a Primera División, esa tarde que tenía que ser todo festejo y se vio manchada por el asesinato de Marcelo Cejas. Es el momento para tomar el mando los verdaderos hinchas, trabajadores, honestos, que no quieren cosas turbias en su club, porque de vedad lo aman. La gente que alienta siempre, la que está en las buenas y en las malas muchísimo más.

En fin, también hubo un partido de fútbol ayer, los protagonistas fueron el Matador y River Plate. Una nueva derrota que lo deja aún sin unidades al equipo dirigido por Rodolfo Arruabarrena. Este Tigre que parece no recordar lo de hace meses, debe cambiar el chip en esta semana para olvidarse de este mal trago y ganar ante All Boys en Floresta.

También los hinchas debemos cambiar la mentalidad. Ya pasó Román Martínez, Diego Morales y Carlos Luna. Simplemente ya algunos parecen a la típica familia que mira fotografías los domingos por la tarde, recordando esos buenos momentos que tuvieron y no avanzan a otras metas porque se estancan con lo del pasado. Hay que darle la oportunidad y confianza a las nuevas incorporaciones. Que hayan tres partidos perdidos no quiere decir que Tigre tendrá destino al mismo puerto donde llegó Banfield. Habrá que tenerle confianza y mansedumbre a este entrenador que supo manejar los hilos cuando parecía que el barco estaba hundido.

Material, ganas de jugar y buen trato en el plantel hay. Solo falta la paciencia para que las buenas vuelvan al Matador. 

Por Santiago Santin / TMC 

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