jueves, 6 de diciembre de 2012

Tigre y San Pablo no se sacaron ventajas y todo se definirá en Brasil


En la Bombonera, el Matador igualó sin tantos ante el conjunto brasileño, por la final de ida de la Copa Sudamericana; en una trifulca se fueron expulsados Luis Fabiano y Donatti; el partido fue entretenido y sólo faltó el gol; el miércoles se jugará el desquite. Por Alejandro Casar González 


Sería bueno entender que lo que propuso Tigre no es estrictamente lo que pretendía. No pudo ganar, perdió un hombre importante y dejó una imagen pobre en el primer partido de la final de la Copa Sudamericana. Muchas cuestiones deben tenerse en cuenta para comprender que los nervios hicieron su trabajo en el grupo que conduce Néstor Gorosito. Una final, la primera de su historia, un escenario distinto... Se equivocó el Matador, confundió bravura y hambre de gloria con guapeza, con rudeza, con apuro... Las ansiedades se advirtieron en los muchachos del conjunto de Victoria, que intentó imponer sus condiciones desde el rigor y la fricción. Sin demasiada fortuna claro, porque San Pablo, un experimentado como el equipo paulista, demostró que no se amedrenta ante los golpes. 
Incluso, el conjunto brasileño envió señales claras para su rival. Le hizo saber que ni la Bombonera, ni tampoco algunas piernas fuertes le iban a cambiar los planes. A su jerarquía individual y al talento natural de varios de sus futbolistas, le sumó una enorme contracción colectiva para recuperar el balón y no permitir que Tigre, completamente agazapado, pudiese salir rápido para lastimar de contraataque. Incluso, la primera acción de riesgo fue para el conjunto brasileño, porque Luis Fabiano pudo abrir el marcador, ya que se lo impidió Damián Albil. 
Pero como dominaron los roces, resultó inevitable que las peleas no fueran un condimento más para una noche en donde las pulsaciones de la gente de Victoria se escuchaban latir en plena Bombonera. Luis Fabiano se cruzó con Donatti; el de Tigre tiró un manotazo, el brasileño respondió con una patada y el árbitro los mandó al vestuario. 
Las desventajas que suponía no tener a Luis Fabiano no complicaron al conjunto paulista. Tigre pareció más acomplejado por no tener a Donatti y se replegó en su campo. Se animó a cruzar la mitad de la cancha recién sobre el final de la primera mitad del juego. Apenas un disparo de Ferreira cortó la respiración del legendario arquero brasileño Rogerio Ceni. 
No logró Tigre hacer pesar el desequilibrio del atrevido Botta y tampoco la energía de Galmarini fue suficiente como para darle al equipo de Gorosito una imagen más ambiciosa. Como si no hubiese podido interpretar que en el primer juego de esta final debía hacer su mejor negocio, ya que la revancha el miércoles próximo, será en el imponente Morumbí. 
Quizá en la segunda etapa del juego esa postura ultra cautelosa del conjunto de Victoria se lavóun poco, ya que la línea de volantes se paró unos metros más adelante y aprovechó el desgaste que invirtió San Pablo en la primera parte del encuentro. Aún con ese dibujo que propuso Tigre, cada escalada hasta el área de Rogerio Ceni resultó una faraónica empresa. Porque Maggiolo no recibió juego limpio, y cuando tuvo algún tiro libre a favor, no pudo hacer valer la altura de sus marcadores centrales. 
San Pablo tampoco lució como en el comienzo del partido. No tuvo chances concretas, pero cada vez que se propuso atacar al rival, dejó en el aire una sensación de que no le implicaba grandes esfuerzos. Y de la mano de Lucas Moura, todo pareció más fácil. 
Más allá de lo que mostró anoche, Tigre quiere dar un gran golpe. En la semifinales ante Millonarios, el Matador viajó a Colombia con un resultado idéntico y en el Campín dejó su huella. Ahora buscará escribir la misma historia en el Morumbí y llegar hasta la cima de Sudamérica. 
Fuente: www.canchallena.lanacion.com.ar

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