miércoles, 27 de noviembre de 2013

A nueve años del comienzo de un nuevo Tigre

Los hinchas de Tigre recordamos victorias de todo tipo, valor e importancia. Afortunadamente, en nuestra historia existe un largo listado de triunfos que nadie olvida, ya sea por su tinte heroico, histórico o simplemente por un resultado abultado. Incluso también hay empates que se recuerdan tanto o más que una victoria. Pero hay un partido que nadie se olvida, que todos lo recuerdan y que quedará perpetuado en la memoria de todos los hinchas de Tigre por los siglos de los siglos. Ese partido, puntapié de una era dorada, ocurrió hace exactamente nueve años y dio nacimiento a lo que hoy celebramos: El Día Internacional del Hincha de Tigre.
27 de noviembre de 2004. Ciudad de Vicente López. Clásico y partido bisagra para la definición del Apertura de Primera B. Por un lado el local, segundo en el campeonato, en levantada por la goleada 3-0 siete días antes frente a otro aspirante al título, Temperley. Por el otro estaba Tigre, el puntero, que venía de perder el invicto en Victoria con Los Andes en un partido atípico. El cielo estaba tan despejado que se presagiaba que algo especial podía ocurrir.
Había tanto en juego que si el Calamar lograba la victoria subía a la punta (definía el campeonato ante Italiano de "visitante" en Vicente López) e interrumpía la punta que tanto Tigre cuidó a lo largo del torneo. Pero si el ganador era el equipo de Caruso Lombardi, la historia estaría resuelta inmediatamente. Sin embargo, las estadísticas encendían luces de alarma para las aspiraciones de Tigre, porque el Matador no había podido ganar nunca en esa cancha frente a ese rival. Desde su mudanza a la Zona Norte en 1979, se habían enfrentado seis veces y siempre el ganador había sido el Calamar.
Pero las estadísticas nacieron para quebrarse. Con tribunas divididas (alrededor de 8.000 hinchas por bando) y una inolvidable arenga de Caruso Lombardi que afiló las garras de los jugadores, Tigre salió a la cancha por todo. El partido es fácil de resumir. Dominio claro del visitante y resolución tempranera. Primero fue Luna, a los 21' del primer tiempo, de taco puso el 1 a 0. A los 34, el paraguayo Eugenio Peralta Cabrera volvió a hacer estallar a la estruendosa parcialidad visitante. El segundo tiempo sobró. Estaba claro cuál era el mejor equipo y cuando Derevnin decretó el final se firmó algo que todos presumíamos desde el arranque del torneo. Tigre era el mejor equipo de la categoría.

En resumen, y contando el posterior empate con varios suplentes en el cierre del torneo ante Estudiantes de Caseros en Victoria, Tigre cerró el Apertura 2004 con 43 puntos, luego de cosechar 12 victorias, siete empates y sólo una caída. Pocos imaginaban que esos números podrían mejorarse meses después con la conquista -y ascenso al Nacional B- del Clausura, un torneo que fue un verdadero "afano" (no corresponde otra palabra) tras consagrarse con 15 puntos de ventaja sobre el segundo, que fue otra vez Platense. Pero esa fue otra historia, más ostentosa pero menos emotiva. Porque hace nueve años Tigre se burló de la historia adversa con su rival en su propia cara y en su propia cancha. Y eso no se olvida nunca más.

Andrés Villa


SÍNTESIS
Platense (0): Gambandé; Banegas, Checchia, Báez, Acosta (62' Ríos); Lovera, Madrid, Cinto (81' Sánchez); González; Molina y Bergessio. DT: Quiroz. Suplentes: Gagliardo, Bocca y García.
Tigre (2): Campestrini; Nieva (89' Verón), González, Blengio; Correa, Torres, Muñoz, Alsina; Sever (65' Galmarini); Luna y Peralta Cabrera (79' Arriola). DT: Caruso Lombardi. Suplentes: Ardente y Gigena.
Goles: 21' Luna y 36' Peralta Cabrera (T)
Árbitro: Alejandro Derevnin.
Cancha: Platense

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