Cuantas sensaciones, cuantos recuerdos,
lágrimas, sonrisas, pero siempre fiel a un sentimiento, siempre fiel al
Matador. Desde el 78 pasaron 38 años desde sus comienzos en la institución,
pero estuvo presente en el club desde hace más de 60 años, él y su familia vivían
a media cuadra de la cancha, en el corazón de Victoria, junto a su padre que
era por ese entonces el carnicero de la zona, quien perdiera la vida en un
accidente de auto un día de partido. Después de este hecho junto a su hermano
Miguel Angel, muy jovencitos por ese entonces, tuvieron que salir adelante.
Fue un trabajador incansable del club, desde
sus cimientos (cuantas veces lo vimos con cemento y pintura en sus manos
lastimadas, curtidas de acero, con los juveniles, con la mayor, acompañando siempre
en las buenas y en las malas, pero llevando a su querido Tigre bien arriba,
bien en el corazón, ese Club, que para él fue todo en su vida.
Tenía a Tigre en su casa, en su habitación,
con su Payaso esperando su llegada y la camiseta del Matador junto a su cama, fue un loco lindo como dijo alguien por ahí, a
veces cascarrabias, pero que amaba a su querido Matador. Un buen hombre, un
buen ser humano. Sabiendo que además de su hermano tenía otra Familia que
seguro su alma estaría añorando.
Gracias Perro, se te va a extrañar…pero estoy
seguro que desde el cielo seguirás alentando!
Gustavo Ase/TMC