jueves, 4 de marzo de 2010

Independiente ganó un partido clave para alimentar la ilusión

Venció a Tigre por 1-0, en Victoria, y quedó a un punto de Godoy Cruz, el líder del Clausura. Silvera hizo el único gol del equipo de Gallego, que venía de festejar en el clásico ante Racing. Islas le atajó un penal a Gandín.
Con muy poco, Independiente se llevó mucho. Un triunfo trabajoso, tres puntos que lo ubican como escolta de Godoy Cruz (esperando ver qué hace hoy Colón en la cancha de Banfield) y la chapa de candidato que lo mantiene expectante. Malogró un penal en el primer tiempo. Y encontró el triunfo en el segundo, casi sacado de la galera. Después lo sostuvo sin vergüenza con la férrea resistencia de sus defensores, destacándose la experiencia de Tuzzio. Otro 1-0 -como en clásico frente a Racing- y festejo rojo del equipo del Tolo para seguir creyendo que se puede.
Fue flojo el primer tiempo porque hubo mucha batalla en el medio y porque los delanteros no estuvieron finos. Tigre tuvo más presencia y fue un poco mejor que Independiente porque los tres del medio (Blanco, Castaño y Oliva) se impusieron en el juego-lucha a los cuatro del equipo de Gallego (Busse, Acevedo, Fredes y Piatti). Arriba, los atacantes de los dos equipos no tuvieron precisión y, mucho menos, explosión.
De entrada, pareció que Independiente hacía mejor pie. Porque encontró espacios por la izquierda. Escalaba Fredes sorprendiendo (hasta que después del cuarto de hora se paró como doble cinco). Se recostaba Piatti. Y subía Mareque ofreciéndose como habitual salida. Pero el cuadro de Avellaneda no lo aprovechó. Y eso que, a los 12 minutos, Maglio le otorgó un penal por una mano no intencional de Jonathan Blanco ante Silvera. Lo ejecutó Gandín, como ante Racing, pero apuntó al otro palo. E Islas, adelantándose (otro error de Maglio), se recostó sobre su izquierda y rechazó la pelota.
A partir de los 25 minutos, Tigre se asentó mejor y tuvo las mejores situaciones para romper el cero. Fue interesante la tarea del pibe Botta como enganche, porque de su buen pie nacieron las jugadas que alimentaron a Luna y a Lazzaro, aunque éstos las desperdiciaron. A los 28 minutos, un cabezazo de Fontanello se estrelló en el poste derecho de Gabbarini y terminó salvando Tuzzio. A los 44, el que cabeceó fue Luna por arriba del arco (centro de Blanco desde la derecha). Y un minuto más tarde, Lazzaro cabeceó a las manos de Gabbarini (tras el tiro libre de Botta).
En el segundo tiempo, Independiente tuvo un dibujo táctico más definido. Para tener la posesión de la pelota, Gallego dispuso un 4-3-2-1. Con Gandín y Piatti como enganches. Y con Silvera solo arriba, como pescador. A los 11 m, cambió el Tolo apostando al ingreso de Gracián bajando Piatti como número 8. Y un minuto después, la variante le dio resultado. Porque subió Piatti por la banda derecha, dejó atrás la marca de Oliva, mandó el centro que Islas no pudo desviar y Silvera -que estaba donde tenía que estar- la acomodó y puso el 1 a 0, a la postre el gol del triunfo.
Tigre fue con ansias pero sin ideas en busca de un empate que merecía en las tarjetas pero que no podía concretar en la cancha. Y en otra contra, Piatti se mandó en jugada personal y su zurdazo casi liquida la historia: terminó apenas por arriba del arco.
El cambio de Vallés por Gandín desnudó al final la clara intención de defender el triunfo con "uñas y dientes". Y así fue. Independiente ganó sin sobrarle nada.

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