¡Por fin un poco de paz, Borghi! Boca volvió al triunfo, en una cancha difícil: en el final, puso el 2-1 con un derechazo de Chávez. El DT lo vio en un rincón de Victoria, con el presidente, y festejó este 2-1. Ojo que se lesionó Battaglia. Y el domingo que viene puede volver Riquelme.
Y un día se termina la mufa, Bichi. Después de una semana tan hablada, tan conversada, con tantas idas y vueltas, un poco de paz para Borghi. El técnico que vio el partido en un rincón de Victoria (suspendido por haber salido 40 segundos tarde el fin de semana anterior) seguro que no quedó conforme con este 2-1 en cuanto a rendimiento, tan seguro como que igual se debe haber ido contento. Sabe el entrenador que así Boca no va a llegar a ningún lado, que para soñar con cosas grandes hay que armar un equipo, también sabe que estos triunfos al menos dan tranquilidad para trabajar con más serenidad, sin tanta histeria alrededor.
Mientras el domingo anterior Borghi ponía en duda su continuidad, en esta semana no habrá dudas: ganó Boca, después de dos partidos, y entonces cambia la mano. Le costó, claro. Pero ganó y por primera vez en su ciclo la suerte estuvo a favor del Bichi. Porque durante los 90, 90 y pico de minutos, Boca no fue más que el equipo de Caruso. Un Tigre bien plantado, que no se cayó después del zurdazo de Matías Giménez y apretó. Y llegó al empate rápido con un error defensivo, porque es increíble que el 9 lungo (Stracqualursi) haya cabeceado solo en el área rival. ¡Qué dolor de cabeza para el técnico!
En el duelo táctico, ganaba Caruso, un especialista en amargar a Boca con otros equipos. Este Boca que, como bien dijo Riquelme (vio el partido cerquita del banco) en la semana, no se sabe muy bien a qué juega. Y eso no pasa por dibujos tácticos, sino más bien por idea de juego. El que tenía la manija era Tigre en el partido, después de levantarse del 0-1. Y el segundo tiempo siguió así, con un Boca híbrido, sin juego asociado, al menos peleando el partido con lo que tenía. Y un Tigre más querendón, aunque tampoco hiperofensivo.
Boca hacía lo que podía en un partido incómodo, con un rival que lo apretaba y lo buscaba. Encima se lesionó Battaglia, por un patadón por el que tuvo que dejar la cancha. ¿Qué habrá pensado Borghi en ese momento? Pero el destino le tenía preparado un regalito al Bichi en el final: después de un rechazo en un córner, la agarró el Pochi Chávez y le dio de derecha, a la derecha de Ardente. Y a cobrar, a festejar con un embarazo virtual. Y sí, Bichi, qué lo parió, lo que costó esta victoria.
Fuente: mdayan@ole.com.ar
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