domingo, 10 de octubre de 2010

Boca rompió la mala racha con dos zapatazos en Victoria

Matías Giménez y Cristian Chávez, con disparos desde afuera del área, convirtieron los goles del equipo de Borghi, que venció a Tigre 2-1 como visitante y volvió a sonreír después de dos derrotas seguidas. Stracqualursi, de cabeza, había anotado el empate transitorio.
Faltando cinco minutos, ¿qué pensaría Borghi detrás de esa reja desde donde espiaba el partido? Mejor, no saberlo. Si había puesto la renuncia a disposición tras la caída con Lanús en la Bombonera, donde Boca había jugado mucho mejor que en Victoria... ¿Qué haría el Bichi ahora? Es que, hasta ese momento, Boca había dado un paso atrás en el juego. Porque a sus dudas defensivas, le había vuelto a sumar innumerables problemas para atacar. Sin embargo, el derechazo de Chávez le permitió irse ganador de Victoria. Y cambió el humor, claro. Aunque no, la cuestión de fondo. Es que tenía dos incógnitas por resolver Boca. Por un lado, si podría mostrar algunas de esas buenas señales que había dado ante Lanús, más allá de la derrota, de mitad de cancha hacia adelante, especialmente en cuanto a una mayor elaboración del juego. La otra, si por fin entregaría respuestas del medio hacia atrás. En los dos ítems, falló, más allá del éxito. Y si la gran noticia en aquel duelo con Lanús había sido la explosión de Gaona Lugo como carrilero, ayer la mala fue que no logró trascender. Recién en el segundo tiempo, cuando se ubicó como extremo derecho, fue más peligroso.Es que contra la raya, Tigre le ahogaba la posibilidad del desborde. Tomó nota Ricardo Caruso Lombardi de las dificultades que tuvo Arce para marcarlo el domingo pasado. Por eso ordenó una marca escalonada sobre el pibe, con Trombetta y Leone asfixiándolo. Así, el paraguayito no lograba soltarse y mandar el centro. Y como el otro talento juvenil, Cañete, estaba livianito, Boca no se imponía en los costados ni en el medio. En el primer tiempo, no creó una sola situación clara. De hecho, el gol fue un paradigma de la manera en la que intentó llegar al arco de Ardente. Viatri bajó un pelotazo en la puerta del área, Cañete abrió para Giménez y el volante cumplió con la Ley del Ex: su zurdazo cruzado, esquinado, venció al arquero local. Tampoco fue sólido atrás Boca. Hasta aquí, una constante habían sido los goles por errores groseros o desconcentraciones y, por carácter transitivo, la imposibilidad de terminar con el arco de Lucchetti virgen. Y la materia volvió a quedar pendiente. El ejemplo es el gol de Tigre: un tiro libre de Trombetta encontró a Stracqualursi solo para cabecear y derrotar al arquero de pantalones largos. Saltó libre, cómodo, despojado de marcas. ¿Dónde estaba Battaglia?Antes del gol, ya había advertido Tigre que podía lastimar por ese camino: Claudio Pérez, con un frentazo de pique al suelo, y Teté González, con otro cabezazo, pudieron haber gritado temprano. Borghi intentó cambiar la onda con Chávez y Monzón por Cañete y Giménez, con Gaona Lugo de extremo y Méndez de 8. Pero nunca supo cómo atacar. Tampoco, cómo defender. Porque, aunque Tigre casi no lo atacó, sus defensores se mostraron indecisos. En un lateral, dudaron Lucchetti y los defensores, por citar un caso. Se cometieron, además, faltas sin necesidad en los costados que desembocaron en pelotas paradas que el local no aprovechó. ¿Qué habría pasado si Tigre se hubiera animado a buscar el partido con convicción? Así y todo, Boca encontró el gol, luego de un córner que llegó por una atajada previa de Ardente ante un cabezazo de Insaurralde. Un bombazo de Chávez, esta vez, dejó sin opción al 1 de Tigre. Y con una media sonrisa a Borghi. Porque el juego, da para seguir preocupado.
Fuente: www.clarin.com

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