domingo, 5 de junio de 2011

Lágrimas en Globo

Huracán puso todo y con más vocación que juego derrotó por 3 a 2 a Tigre. Volvió al triunfo después de nueve partidos y salió de la zona de descenso directo. Todavía depende de sí mismo.

Con muchísima dignidad, sin fútbol, sin variantes y con escasos recursos, Huracán volvió al triunfo después de nueve partidos luego de derrotar a Tigre por 3 a 2. De esta manera, mejoró su situación en relación con los Promedios: salió de la zona de descenso directo y todavía depende de sí mismo.

El inicio estuvo a la altura del clima del partido: frío. Sin embargo, el paso de los minutos fue metiendo a ambos equipos en contexto y terminaron el primer tiempo con un ritmo furioso. La monotonía la quebró Machín con un disparo lejano que se desvío y confundió a Islas. Iban 36 minutos. Y el Globo quebraba una racha adversa de la que parecía estar atado. Al toque, a los ’39, se embaló y marcó el segundo, tras una mano insólita de Galmarini que derivó en penal para el local: Cámpora-Islas-rebote-gol.

En los últimos ocho partidos previos, Huracán había marcado apenas dos tantos. Tres minutos del choque con Tigre le bastaron para empatar esa marca. El fútbol es inexplicable. Sobre el final de la etapa, Echeverría puso un poco de justicia al marcador. El trámite quedaba abierto.

Tras el descanso, el local golpeó rápido luego de un interesante encuentro entre Zárate y Cámpora que el ex Tiro Federal tradujo en gol. Iban apenas cuatro minutos. Parecía que se rompía la racha. Sin embargo, el Matador volvió a reaccionar y a los 18’ descontó nuevamente de la mano Teté González. No podía esperarse un triunfo de Huracán sin sufrimiento. Con muy poco, Tigre lo puso en un aprieto. Y le trasladó la presión de tener que sostener el resultado con todos sus últimos antecedentes negativos.

El final fue emocionante. Los pocos hinchas del Globo que habían logrado colarse en la cancha, estaban descontrolados. El equipo de Pompei aguantaba la embestida como podía mientras el reloj corría muy lentamente. Hasta que Abal se apiadó y, tras seis minutos adicionados, terminó con el sufrimiento. Para ese momento, el DT Pompei, que ya no podía más, había comenzado a lagrimear. Tal vez por la emoción, tal vez por el desahogo.

Fuente: www.ole.com.ar

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