viernes, 22 de febrero de 2013

Libertad fue demasiado para un Tigre inofensivo

Los paraguayos se llevaron un triunfo por 2-0 de Victoria. El equipo de Gorosito -Donatti vio la roja- debutó en el Grupo 2.


Se suele repetir en el ambiente del fútbol que la Copa Libertadores hay que saber jugarla. Que no es para cualquiera. Que los partidos de local se plantean de una manera diferente a los de visitante en otro país. Que la mística copera influye. En fin, tiene sus secretos esta prestigiosa competencia sudamericana. Y más allá del gran papel que realizó en la Sudamericana del año pasado, Tigre anoche en su estadio pecó de inexperto ante Libertad de Paraguay, por el grupo 2. Tal vez asombrados por vivir su primera actuación en la fase de grupos de la Copa, los de Victoria fueron un concierto de desconciertos y jamás le encontraron la vuelta a un rival que entiende este tipo de enfrentamientos, y aunque perdonó más de la cuenta, se vuelve a la tierra del tereré con un cómodo 2-0.

No se sacó la modorra Tigre para entrar al campo de juego. Tardó en ubicarse en tiempo y espacio y Libertad, equipo más aplomado en esta competición internacional, se dio cuenta. Lo acorraló en los primeros minutos en los que por culpa de Javier García no gritó su gol de manera prematura. Dentro de los 10 minutos iniciales tuvo tres chances claras el conjunto paraguayo. Una de Samudio, otra de Pablo Velázquez (el delantero que pasó por San Lorenzo) y la tercera de José Núñez. Las manos salvadoras de García fueron las protagonistas en estas jugadas de riesgo máximo para el arco del Matador.

Libertad fue práctico. No se complicó en el manejo de la pelota. Todo lo contrario fue Tigre, que aún después de asimilar el terreno no supo cómo entrarle a ese 4-4-2 compacto que presentó el adversario. No inquietó. No generó peligro. Sólo en una jugada aislada pudo haber festejado, con un cabezazo de Rusculleda que salió cerca del travesaño. Después, nada. Pese a superpoblar la mitad de la cancha, los locales jamás ganaron la pulseada allí. Ni Botta ni Pérez García pesaron. Ni Rusculleda ni Galmarini fueron incisivos.

A veces, las buenas intenciones no alcanzan y Tigre siempre estuvo en deuda. Porque el doble enganche que intentó su técnico no funcionó. A Botta, ese que levanta las expectativas del hincha cuando le cae el balón a sus pies, se lo vio más de segundo delantero que de enlace y le dio más la espalda que la cara al arco de Rodrigo Muñoz. Eso le quitó panorama al joven volante. Por su lado, Pérez García fue un manojo de voluntad que nunca se dio la mano con Botta. De esta manera, hallar una partícula de fútbol fue una misión imposible para Tigre. Sin generar espacios, más de una jugada terminó en pase atrás a su arquero o en un pelotazo a Maggiolo que se deprimió de soledad en el área guaraní.

Libertad fue superior. Y consiguió el desnivel en una jugada que le produjo dos heridas a los dirigidos por Pipo Gorosito. Porque con García desparramado en el suelo, Donatti impidió con la mano que la pelota se metiera en su arco. Ultimo recurso: penal y expulsión. Aquinó fusiló, García no acertó y el marcador impartió justicia. Al toque, Jorge González (volvió anoche tras una rotura de ligamentos cruzados) clavó un tiro libre hermoso para el 2-0 final. Tigre se fue sin patear al arco en la segunda parte, entre reproches y cantos de sus hinchas que pidieron ganarle a River el domingo, sabiendo que fue una sombra de aquel equipo que llegó a la final de la Copa Sudamericana.

Fuente: www.clarín.com.ar

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