miércoles, 6 de marzo de 2013

Lucas Guerrero

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Orban metió un corte en defensa espectacular en una contra del Palmeiras y, dos minutos después, Peñalba metió el agónico gol del triunfo de Tigre. Con el 1-0 y el empate de Libertad-Sporting, el Matador sueña.

De la apatía a la locura, del silencio al grito y al salto de ese banco enfurecido. De un Tigre que se entregaba mansito a ese corte de Orbán ante una contra imperdible de Kleber, a ese gol agónico de Peñalba rompiendo el arco de Palmeiras en el minuto final. De un 0-0 apático a un 1-0 de Tigre al Verde que se festeja como una clasificación...

Porque el Matador se quedaba prácticamente afuera de la Libertadores. Porque el empate no le servía, y menos la forma de juego: Tigre apenas había tenido los desbordes individuales de Botta, sin terminación y sin acompañamiento. Con apenas un intento de Echeverría tras un córner en el primer tiempo, la anemia ofensiva del Matador ni lo dejaba ilusionarse con el triunfo ante los brasileños. Palmeiras no fue más, pero con toque y con animarse a pegarle desde afuera del área le bastó para complicar al local.

Pero el fútbol es dinámica de lo impensado, como patentó un maestro del periodismo. Palmeiras se quedó con diez por la roja a Vilson. Palmeiras se perdió un gol increíble, con un contraataque de Kleber que salvó Orbán, ovacionado. Y Palmeiras pagó: con la pelota parada, un recurso que no había aprovechado en otros momentos del partido, Tigre sumó su primer triunfo en el grupo 2.

Y las buenas noticias también llegaron a Victoria desde Paraguay: Libertad y Sporting Cristal empataron 2-2 en Asunción, cerca del cierre del encuentro. Así, el Matador quedó a tiro de los peruanos, segundos del grupo con cuatro unidades. El fútbol de Tigre no da para soñar: los de Gorosito, chatos, se encontraron con un triunfo casi sin querer. Pero esa emoción, esa locura del minuto final, permite ilusionarse con la clasificación. A mostrar las garras.

Fuente: www.ole.com.ar

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