domingo, 12 de mayo de 2013

Racing tuvo que saber sufrir para poder gozar

Por Maximiliano Uría

En Avellaneda, se impuso por 2-0 sobre Tigre. Saja sostuvo el triunfo cuando la visita estaba a tiro del empate. Los de Zubeldía volvieron al triunfo luego de tres partidos.
En un instante de lucidez, en un segundo de inspiración, Racing te gana un partido. Un arranque a pura gambeta de De Paul y una aparición goleadora de Zuculini llevan la ilusión al extremo y el sueño se hace grande. Un final desparramando jugadores como el que coronó Luis Fariña, asegurando el resultado, impulsan aún más el entusiasmo. Pero es sólo eso Racing: un momento. En el medio, es sufrimiento, imprecisiones, dientes apretados y aplausos para Sebastián Saja. Poco para estar satisfecho. Suficiente para volver al triunfo después de cuatro fechas y alimentar la esperanza de clasificar a la Copa Sudamericana.

Encontró muy rápido el gol Racing y tardó demasiado en conseguir el segundo grito, el del alivio. Iban dos minutos cuando Pelletieri conquistó la pelota en el medio, De Paul se volcó con intensidad por derecha y su centro se estacionó en la cabeza de Zuculini, impensado y joven goleador, antes de chocar contra la red de Javier García.

Era un arranque prometedor. No sólo por el gol. Racing imponía condiciones desde los pies de Bolatti, la recuperación de Pelettieri y la velocidad de De Paul por la raya derecha. Pero se empezó a desinflar el equipo de Luis Zubeldía. Porque está cargado de jugadores interesantes pero están lejos de ser complementarios. Entonces, parece difusa la identidad colectiva y todo depende del brillo individual.

Por eso Tigre manejó el partido durante media hora del primer tiempo y arañó el empate en el segundo. Con Pérez García como conductor y la influencia de Rusculleda y de Leone enloqueciendo a Pillud. Por ese costado, precisamente, se produjeron las jugadas más incisivas de los visitantes. Casi todas, neutralizadas por Saja.

Primero, el capitán voló para atajar abajo un zurdazo de media distancia de Pérez García. Después, manoteó un cabezazo de Castaño que se perfilaba al ángulo. Más tarde, la mejor. Córner de Galmarini peinado por Donatti en el corazón del área y arremetida de Mariano Echeverría que Saja tapó a puro reflejo. Y cuando el arquero no pudo, el travesaño resultó oposición para Tigre. Porque ese picante tiro a colocar de Pérez García pedía gol. El parante se lo negó.

Y pensar que, a pesar de la coyuntura, Racing pudo haber terminado el primer tiempo con un gol más. Pero el gran desborde de De Paul no tuvo correlato en la red porque Vietto, de frente al arco, lo perdió increíblemente.

El inicio del segundo tiempo tuvo un idéntico arranque al primero. Fue casi una fotocopia. Sólo faltó el gol de Racing. Tuvo dos Fariña. Una a los 20 segundos. Pero García tapó el mano a mano. Y en la acción siguiente, el volante volvió a perderlo debajo del arco. Fue una versión diferente la que se vio de Fariña en el segundo tiempo, ya sin las ataduras que le provocó jugar como extremo izquierdo. No es una posición que le siente bien. Más suelto, incidió en ataque. Y armó una jugada bárbara que Zuculini definió muy mal, con todo el arco a su disposición.

Antes, Saja había vuelto a salvar a Racing estirándose para controlar un cabezazo envenenado de Leandro Leguizamón. Y si no empató Tigre un ratito después fue porque le anularon correctamente un gol. Fue por un offside de Maggiolo. Un acierto del asistente Iván Núñez que lavó la imagen del flojísimo Silvio Trucco, que no había advertido una clara mano de Leone en la jugada previa.


Pero Tigre no estaba muerto todavía. Y Ortiz le puso el pecho a las balas en la línea del arco ante un cabezazo de Leguizamón. Y ganó Racing, aun en su confusión. Por esos instantes.

Fuente: www.clarin.com

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