Cuando parecía que los de Caruso Lombardi se llevaban el cero que habían buscado todo el partido, apareció Alfaro a los 37 minutos del segundo tiempo para marcar el 1-0 final. Nelson Benítez y Ribair Rodríguez vieron la roja.
No se supone que el fútbol sea un deporte justo. Pero en algunas ocasiones se encarga de demostrar que la especulación desmedida tiene su castigo. Y pasó esta tarde: cuando parecía que el Tigre de Caruso Lombardi que buscó descaradamente el empate desde el primer minuto se iba a llevar su premio, el uruguayo Emiliano Alfaro rompió con el embrujo que había dejado 507 minutos sin gritar goles a su equipo y al mismo tiempo sentenció que la justicia iba a prevalecer hoy del Nuevo Gasómetro.
Sin mucha claridad, pero con un empuje que no se ve habitualmente, San Lorenzo arrinconó contra su arco a un Tigre que no inquietó a Migliore en todo el primer tiempo. La más clara fue una volea terrible desde afuera del área de Benítez que Islas mandó con mucho esfuerzo al corner.
Del otro lado, Tigre mostró un planteo destinado sin tapujos a sostener el cero en el arco propio. Y nada, pero nada más. Sólo algunos tímidos intentos de Ribair Rodríguez por derecha, que chocaron contra una defensa que prácticamente no tenía de quién ocuparse en el centro.
En el complemento, Tigre profundizó su esquema y San Lorenzo avanzó cada vez con más desesperación. Desperdició algunas oportunidades difíciles de creer, como ese tiro cruzado de Alfaro desde el punto del penal que se fue apenas afuera, con Islas ya vencido. Parecía que, como ya ha pasado tantas veces, la especulación iba a irse con su premio.
Pero no. Porque a los 37 minutos del segundo tiempo, de tanto esperar bien cerca del arco, Tigre dejó que San Lorenzo avanzara hasta el borde del área chica y desde ahí no hubo perdón posible. Alfaro mandó a la red un centro atrás y se desató el festejó merecido del público local.
Sobre el final se fueron expulsados Nelson Benítez y Ribair Rodríguez. Pero nada alteró el clima de fiesta, después de tantas postergaciones. Como para que San Lorenzo viera el futuro de otra manera y del otro lado sepan que no siempre los planteos de cero llegan a buen puerto.
